España en estado de alarma, institucional, sanitaria, social y económica, con la alerta del coronavirus (Covid-19), con lo que este sábado de Cuaresma, 14 de Marzo del año 2020, no nos hemos podido reunir en nuestra Corporación, pero nuestros corazones, permanecen unidos.
NOS TRANSCRIBE EL EVANGELIO NUESTRO HERMANO ANTONIO ESTEPA
Como cada sábado de Romanos, un hermano tiene el privilegio de leer el Evangelio, en el acto más serio de los Apóstoles. Corporación Bíblica que mezcla lo serio, religioso y jocoso de forma singular y ejemplar. Hoy toca el Evangelio del Diablo Mudo. Ese demonio interior que nos persigue y nos deja sin habla para asustarnos, dividirnos y alejarnos de la Fé. Ese Diablo de la Insolidaridad que nos susurra al oído y que nos ha puesto en el camino una pandemia con forma de corona de espinas, poniéndonos a prueba para que como sociedad olvidemos otra vez la única verdad: el camino común hacia el amor fraterno. Hoy más que nunca es tiempo de estar unidos desde nuestras casas, desde nuestros corazones. Ahora más que nunca tenemos que tener Fé y ser solidarios con todos nuestros mayores y enfermos, y por supuesto con todo el personal sanitario que antepone el servicio al prójimo a su salud. Ahora más que nunca es el tiempo de mirar al prójimo, aprovechemos este tiempo para ello. Desde esta soledad sentida, quiero compartir con humildad y sinceridad la única verdad que busco y que creo da sentido a nuestras vidas y Semana Santa. La única verdad que anhelo y por la que el hombre merece hablar: NUESTRO AMOR FRATERNAL, lo más grande de todo. La única luz que tenemos que tener todos encendida para pasar estas noches tan oscuras, sin Apóstoles ni Nazarenos. El único legado que quiero trasmitir a mis hijos. Mi alma que se alimenta de Esperanza, vive ahora con el deseo de que pronto, muy pronto, pueda daros un fuerte, sentido y maduro abrazo Apostólico, con el que retomar con más fuerzas si cabe el camino de AMOR FRATERNAL ya andado con vosotros, siempre juntos.