NOS TRANSCRIBE EL EVANGELIO NUESTRO HERMANO ANTONIO ESTEPA

El quinto sábado de romanos es el del “milagro de los panes y los peces”. En aquel tiempo, la muchedumbre compartió con Fé lo poco que poseía, sus “tres panes y dos peces”, y se multiplicó el pan, y desapareció el hambre. Todos tenemos unos talentos (tres panes y dos peces) que deben ser ofrecidos al prójimo, ya nos bendecirá después el Señor. Hoy, como en aquel monte bíblico, es tiempo de compartir nuestros talentos al prójimo. Hoy al igual que allí, tenemos que mantenernos unidos, sentados «en la hierba verde», tal y como ordenó Jesús a los Apóstoles. Con mucha Fé. Con la Esperanza de salir de este calvario con forma de corona de espinas. Ahora, es tiempo de Fé y de confianza en el Maestro. Aprovechemos está espera, sentados en nuestra particular trinchera, escuchando, obedeciendo, y creyendo. No tenemos ninguna capacidad para planificar soluciones al margen de este Evangelio.
Nuestras preocupaciones y críticas al sistema o sociedad no van a servir para satisfacer el hambre de nadie, tampoco de nosotros mismos. Ahora mismo, sentados en la hierba verde, somos conscientes de nuestra levedad y de que nuestra libertad consiste sólo en poder decidir nuestra actitud diaria. Pongamos nuestra confianza en Cristo, y nuestros tres panes y dos peces en el prójimo, y sólo así se hará el Milagro de ver una sociedad libre, solidaria, mejor. Una Nación más preparada para enfrentarse a cualquier crisis futura. Pongamos pronto, en común y con Fé, nuestros tres panes y dos peces, para obrar pronto el Milagro de la recuperación de todos. ¡Viva los Apóstoles!